Existe en Barcelona una calle mágica como pocas en el mundo. Es el carrer d'Estruc, en Ciutat Vella, donde en el siglo XIV habitó un mago llamado Astruc Sacanera. En el siglo XX un alquimista moderno, Ricardo Bru, diseñó placas con símbolos de la cábala hebrea y alquimia medieval y se ocupó de poner sendas placas que explican tanto la historia de la calle, como su esfuerzo:
“A primeros del siglo XV la gente llamaba a esta calle Astruc Sacanera, o sea del astrólogo o brujo de Sacanera. Astruc es una hierba curativa y una palabra antigua aplicada a astrólogos o brujos. Aquí se vendía la pedra escurçonera, poseedora de virtudes contra la rabia y las picaduras”.
Nombre e historia que darían origen al apellido barcelonés Estruc o Estruch, o escrito en sus avatares mexicanos Estruk, Estruck y Struk y que recuerda a un mago bueno que en la Edad Media catalana, curaba con su escurçonera la rabia y las picaduras de serpientes.