Un perico mexicano
invitado a Pontevedra
supo de un famoso loro
que viviera en esa tierra.
Ravachol era su nombre
y alborotaba la ría.
"¡Engañeiche don Perfeuto!"
a su amo le decía.
Ravachol fue muy famoso
-iba pensando el perico-
y yo también lo seré,
¡que viva el Salón do Libro!